Wednesday, September 30, 2009

Barcelona, cara B

...O la cara oculta de la mona de Páscua...

Es "la mona" un pastel al que, a la que toca Páscua, le plantan un huevo de chocolate encima y lo adornan con plumas de colores y pollitos. Pollitos de pega, claro, no se fueran a cagar dentro del pastel... Este pastel es el que todo padrino regala a su ahijado en Catalunya.

Barcelona tiene algo de mona. De excesivo. Empezó con el Mundial del 82, saltó a la estratosfera con los Juegos Olímpicos y a partir de allí ya se pasó de frenada: festival de colores donde los "tripis" de esta fiesta rave son rascacielos-consolador de lucecitas (Nouvell), hoteles-vela que un mal viento se llevara (Bofill), discotecas sesenteras que no logran superar el síndrome post-Fórum (Herzog&DeMeuron)...

Y así estamos. Aturdidos ante una ciudad que no la reconoce ni la madre que la parió. Así que démosle la espalda y subamos a Montjuïc.



El castillo es así, siniestro. Manda huevos las fortalezas cuando no sirven para proteger de nada, tan solo para someter a la ciudad. Nació para mantener a raya Barcelona tras la guerra de sucesión, y desde entonces ilustres personajes de la Historia de España han pasado por aquí, regando a cañonazo limpio la ciudad: Espartero, Prim... Quizás tendría su punto desempolvar alguna pieza de artillería para corregir excesos urbanísticos...





Desde esta funesta atalaya, Barcelona se nos muestra como aquella Ciudad de los Prodigios que glosara Eduardo Mendoza...





Pero nos apetece mirar hacia otro lado, buscar una cara B realmente alternativa a la Ciutat Pasqual.





Y es que las caras B tienen eso, un no sé qué que las hace irresistibles...

Saturday, September 26, 2009

Cámara para altos isos

Cámara para isos altos, bajos e imaginados. Ni Leicas ni pollas: Windsor & Newton.



Como se ve, ni limpieza de sensor ni historias, que las flaquezas de lo digital le son virtud. ¿Características técnicas? Para flipar:

Te la llevas a cualquier parte...


(En el bus, camino de Bahía de Halong)

Unos colores que ni el Kodachrome...


(En la terraza de un bar, en Hoian)

Los contraluces no son problema...


(Después de degustar unos apoteósicos fideos crujientes, en Hué)

Estabilizador de imagen en la punta del pincel...


(Montados en una barquichela, en el delta del Mekong)

Tele o angular a placer, foco selectivo (tan selectivo que lo que no mola, no se pinta)...


(Pensión en Hué)

Totalmente sumergible (que no impermeable), a prueba de monzones...


(Chaparrón a medio dibujo en Saigón)

Pues.. toma ya!


(Chiquilla en Sapa)

La prueba técnica se realizó tres añitos atrás en Vietnam. A día de hoy, la cámara está más guarra todavía.


Friday, September 25, 2009

estrip


Hay días en que a uno le apetece esto: pegar cuatro gritos a lo bestia... Hoy, toca.

Sunday, September 20, 2009

Pilotos de competi

Sille. Afueras de Konya, capital de los derviches giróvagos. De esos monjes centrifugados uno toma el irse, el agarrarse a una velocidad endiablada que te arranque del suelo, estómago todo emoción... Y de esos monjes a estos chavales, en pleno verano ocioso, veranos que se llenan de aventura. Y es que la vitalidad es tanta que no cabe en uno. O se la deja ir o te revienta.


Una tabla, unos cojinetes, poco más para ser más feliz que unas castañuelas...


Warm up...


Y la carrera...


¿Quén les cuenta a éstos lo que es una Playstation?

NOTAS TÉCNICAS: LeicaM6+Elmarit28mm/Cron50mm+TRI-X400

Thursday, September 17, 2009

Mi Leica M6 (II), y otros animales...

Decíamos ayer que el noviazgo empezó con una M6 requisada a un familiar. Intenté alargar el embargo para que me acompañara a un viaje a la India, pero justo la víspera recibí una llamada: "devuélveme la cámara..." Sí, me habían pillado...

Durante el viaje descubrí que mi fiel Bessa L había petado, y tuve que echar mano de la Nikon FE que hábilmente acababa de regalar a mi mujer, siguiendo los buenos consejos de backfocus. Ya tenía excusa: necesitaba una nueva cámara!

Foto número un millón de pajaritos en Essauira, sospecho que tomada momentos antes de fallecer el obturador. La cámara me la llevé ya cadáver a la India... Que en paz descanse... Glups! El objetivo, un Skopar 25mm f/4 que, mediante adaptador, calza la mar de bien en la M6.

Querer no siempre es poder. El emocionante estado de mis cuentas no me permitían soñar muy lejos, en todo caso no más allá de 150€. Buceé por los mares de E-bay hasta dar con una preciosidad de Minolta Hi-matic 7sII, una telemétrica que algunos creen hija ilegítima de ese affaire que la marca japo mantuvo con Leica en los 70's. Lo cierto es que casi se reconoce en su mirada esos ojillos de la Leica (un Rokkor 40mm f/1,7 : esplendoroso). El visor es otro cantar, con un chivato del enfoque que precisa de condiciones óptimas de luz: un chasco inevitable tras la M6. De todas formas, como telemétrica econòmica, se trata de una cámara espectacular. El punto fuerte, pues lo dicho: esa lente...

Niña kurda y su señora mamá esperando el autobús, en Muradiye, cerca del lago Van, en la quinta hostia. La niña se medio cabreó por la foto (cosas de la vergüenza), pero la madre, cómplice, estaba encantada. Uy, que ahora recuerdo que les teníamos que mandar copia... Ah!, la foto, tomada con la Minolta, de la que todavía disfruto como segundo cuerpo, a colores.

Y otra foto. Con la Minolta. Sí, un pelín truñona, pero qué desenfoques más bonitos, ¿eh? A mí es que me dan ganas de comer. ¿O será cosa del pecho que se ha colado en la foto?

Peeeroo... Qué difícil es engañar a tu corazón! O al vientre, que es con lo que sentían los romanos, creo que más acertadamente. Total, que a los cuatro días volvía a E-bay (descartadas las tiendas de segunda mano, que doblaban precios), y cobré un proyecto de hacía la catapún del que ya ni me acordaba (una piscina un poco pija pero molona, curiosos pinchad aquí). Pude entretener parte de la minuta y fuí a por ella: en una semana me llegaba mi M6, al cabo de dos o tres un summicron 50mm, en unos meses un Elmarit 28mm que liquidaban, nuevo, en la tienda donde me escanean los negativos. Era un hombre feliz!

( y sí, habrá tercera parte...)

Tuesday, September 8, 2009

Mi Leica M6 (I)

"Los problemas técnicos se resuelven técnicamente", cuenta Mariano Zuzunaga.

Se trata de una afirmación inapelable, casi de una proposición lógica del tipo A=A, pero que esconde grandes verdades, verdades especialmente ensordecidas en el campo de lo fotográfico.

Y es que, desde el fetichismo por lo obsoleto hasta la carrera por quién tiene el sensor más grande, es muy fácil olvidarse de hablar de la fotografía.

Dicho lo dicho, cabe recordar que ya Gil de Biedma, en su "Resolución de ser feliz", nos advertía :

"Pero más que el propósito de enmienda,
dura el dolor del corazón."





Así que, por una vez, hablaré de aparatos. Las fotografías que nos acompañan son fotos de mi cámara tomadas con mi cámara: tres autorretratos frente al espejo, de unas pocas semanas atrás, en el Kurdistán turco. Las dos primeras calzan un Elmarit 28mm ASPH, la última un Summicron 50mm v.IV (justo el previo a la versión Aspherical). El cuerpo es uno de los primeros modelos de la Leica M6. Como os podéis dar cuenta, el fetiche me puede.

La M6 es una cámara telemétrica. La desventaja de no tratarse de una réflex (lo visto en el visor no se corresponde exactamente con lo retratado) tiene premio: nos ahorramos el espejo entre objetivo y obturador, con lo que:

1) Evitamos el hostión que recibe la cámara cada vez que se levanta el espejo, lo que se traduce en disparos más silenciosos y poder bajar de uno a dos puntos la velocidad sin peligro de trepidación. Toma ya.

2) Se reduce la distancia entre el objetivo y la película. Esto es un chollo pues simplifica el diseño de las lentes, que tienen dimensiones mucho más comedidas y se les puede dar más calidad con menor esfuerzo. Al sustituir la película por un sensor digital, el chollo se torna putada ya que los sensores necesitan de una incidencia de la luz lo más perpendicular posible.

Así pues, tenemos una cámara pequeña, discreta, capaz de trabajar con poca luz y con unas ópticas que con poco esfuerzo son la mar de buenas.

Si la telemétrica encima es Leica, esto implica calidad, calidad y calidad, con ninguna concesión a todo aquello que no sea esencial, pero que muy esencial. Añádase a esto que Leica fue quien inventó el formato de 35mm (para aprovechar las colas de las bobinas de película de cine, en lo que supuso una reducción de más del 50% del tamaño del negativo al uso), y que los gandes fotógrafos en los que colgaba una Leica eran y son legión (de Capa a Salgado y tira porque te toca). Ya tenemos los ingredientes necesarios para elevar la marca a mito.



La elección, dejémonos de hostias, fue por amor a primera vista. Es decir, más que debido a valorar pros y contras, lo que pesó fue una apuesta, un jugársela por una corazonada y que sea lo que Dios quiera. A partir de aquí, cualquier análisis nace viciado.

Continuando con la metáfora del amor, supongo que para todos es evidente que ligar no es irse de putas. La aproximación es más cautelosa, se requiere un cortejo, hilvanar una estrategia. Supongo que esto explica el por qué de tanta película romántica y tan poca de puteros. En mi caso, el noviazgo empieza hará año y medio, cuando pillo a un familiar con una M6. Me lanzo a por él y se la requiso por unos días que rápidamente se convierten en meses. Los primeros carretes son peor que un coitus interruptus: las sensaciones son pre-orgásmicas, notar el peso del bicho en la mano, el tacto del botón de disparo, el click, correr la palanca de arrastre... peeeerooo.... (sí, el puto pero) no logro cargar bien la película y cada foto es un brindis al sol: si es que hay cada pardillo... Pero no hay mal que dure tres carretes, por lo que empecé a ver resultados: sí, era amor verdadero.



En la próxima entrega: "el fotógrafo y su M6: el noviazgo continúa / la boda / luna de miel / crisis de pareja". No se la pierdan!

Sunday, September 6, 2009

flechazo

Exterior día. Viernes. 24 de abril de 2009. 13:30 horas. Plaça de la Mercè de Barcelona. En primer plano, las espaldas de Neptuno. Al fondo, Nuestra Señora de las Mercedes (la Mercè).



S. (..) oyó el siguiente fragmento de coloquio, por el que recibió una impresión lo bastante aguda para afectar gravemente su sensibilidad:

La Señorita (modulando discretamente) ...Ah, sí... estuve... en la... ca... pilla...

El Joven Caballero (casi inaudible) ...Yo... (otra vez casi inaudible) ...yo...

La señorita (suavemente) ...Ah... pero usted... es... muy... ma... lo...

Esa trivialidad le hizo pensar en coleccionar diversos momentos así en un libro de epifanías. Por epifanía entendía una súbita manifestación espiritual, bien sea en la vulgaridad de lenguaje y gesto o en una frase memorable de la propia mente. Creía que le tocaba al hombre de letras registrar esas epifanías con extremo cuidado, visto que ellas mismas son los momentos más delicados y evanescentes.

James Joyce, "Stephen el Héroe", ED. LUMEN, BCN 1984, trad. José María Valverde.