Tuesday, June 15, 2010

Refotografía y EGA (II). El estado de lo refotográfico.




Cartier Bresson y un instante decisivo.




Nan Goldin y un instante anodino.

Han transcurrido casi dos siglos desde la invención de la Fotografía, tiempo suficiente para que dé muestras de una cierta madurez. A lo largo del s.XX se han articulado las sintaxis de diferentes lenguajes posibles que acometer con la cámara (del momento decisivo cartier-bressoniano al momento anodino de Nan Goldin, incorporación de lo documental con la Escuela de Düsseldorf, y así hasta un etcétera de dimensiones bíblicas). Quizás sea la hora en que la Fotografía vuelva la mirada sobre ella misma. En este marco se inserta la Refotografía, referida al revisitar fotográficamente lo ya fotografiado.




Refotografía incipiente. Publicidad de una clínica estética.


Desde los marginales anuncios comerciales donde se muestra el antes y el después de determinado tratamiento de belleza, el cuerpo ha sido objeto preferente de lo refotografiado. En nuestro entorno abundan los ejemplos, como es el caso de “Cronos”, de Pere Formiguera, donde una vez al año los mismos personajes posan su desnudez ante la cámara, en una serie parecida a las albúminas de finales de siglo XIX en que Eadweard James Muybridge viviseccionaba el movimiento (el atroz transcurrir del tiempo, en el caso de Formiguera).



Pere Formiguera, "Santi, 01-91/11-99"


Eadweard Muybridge, "the Human Figure in Motion", 1901


Con el mismo sentido despiadado, en “Máscaras” de Marta Calvo cada personaje fotografiado sujeta en la mano su propio retrato tomado lustros antes y rasgado por la mitad, interponiéndose ante la cámara a la vez que se hace encajar con el rostro actual y envejecido. Este paso de la anécdota a la reflexión sobre la despiadada huella del tiempo sufre una vuelta de tuerca con Gustavo Germano: este autor recupera fotografías cuotidianas donde a alguno de los retratados lo desaparecieron durante la dictadura argentina. La reconstrucción de esa instantánea a día de hoy, con el vacío de los ausentes, da la razón al fotógrafo Martí Llorens al referirse a los tres tiempos de lo refotográfico: el tiempo original, el tiempo actual y el tiempo que media entre ambos.





Marta Calvo, "Màscares". El collage es posible gracias al tiempo cruel.



Gustavo Germano. El collage es posible gracias a un fascista cruel.

En la fotografía urbana, la tentación de volver los pasos sobre lo ya retratado sobreviene a los propios fotógrafos ante su obra realizada. Así, Berenice Abbott se planteará, hacia 1954, volver la cámara hacia los mismos motivos que visitó veinte años atrás en un libro que se hubiera titulado “Metropolis: Old and New”, donde (Levere, 2005) se proponía mostrar “contrasts and comparisons of then and now, in all kaleidoscopic tempo and variety of the city”. Si la fotografía es un recorte, ¿por qué no confrontar un mismo recorte espacial ignorando el tiempo transcurrido, precisamente para hacerlo así presente? Abbott pasará el testigo de sus planteamientos a Douglas Levere, que lo recogerá medio siglo después en “New York Changing: Revisiting Berenice Abbott’s New York”.




Izquierda: Berenice Abbot, "Oyster houses at South Street and Pike Slip", 1937.
Derecha: el mismo punto de vista por Douglas Levere, 2002.






Mark Klett y Byron Wolfe (2007), refotografiando fragmentos de una panorámica dibujada por William Holmes (1882)

Quien sistematizará el proceso refotográfico será el americano Mark Klett en un trabajo ingente en el que rastreará la huella tanto de expediciones científicas del s.XIX (“Second View”, “Third View”) como el San Francisco actual con las secuelas de su gran terremoto. “Ya desde el inicio del proyecto, en los años setenta, generó de una tacada tres importantes elementos: En primer lugar, definió con el propio trabajo la metodología necesaria para desarrollar este meticuloso género fotográfico. Por el camino creó el equipo humano, aún en funcionamiento, necesario para alcanzar los ambiciosos propósitos de sus proyectos. Su trabajo, entonces paradójicamente novedoso, venía equipado de serie con un discurso sobre la construcción del imaginario colectivo. Este discurso contiene una lectura política. Parte de unas imágenes tomadas por unos expedicionarios en unos Territorios casi salvajes. Cuando los reencuentra Klett y su equipo, esos paisajes son ya parte de unos Estados consolidados que forman un importante país. Su trabajo nos está hablando así de la particular percepción de un paisaje como Nación. También tiene una lectura que voy a llamar mítica. Klett dice que los originales con los que trabaja tienen la gran importancia de ser las fotografías que han formado una visión colectiva de la tierra, su tierra. Cuando inserta esas imágenes históricas dentro de sus actuales panorámicas, nos está poniendo en contacto con los registros de nuestros antepasados. Es como si estuviera interpretando viejos cantos épicos que hasta hace poco no se habían escrito. De esta forma, está elevando la fotografía a esa categoría de los cantares de gesta que recitaban nuestros ancestros. Y, eso es mas importante, al facilitar los datos topográficos y fotográficos con los que ha trabajado, nos está habilitando para continuar interpretando estas modernas sagas para los que vienen a continuación. (Martínez, 2010)




Arriba, un pino Jeffrey en Sentinel Dome, fotografiado por Ansel Adams en 1940. Abajo, el árbol en 2002, muerto por la sequía. Hoy ya yace caído.


Otro fotógrafo que será especialmente refotografiado será Eugène Atget, un fotógrafo que precisamente debe a Berenice Abbott el haber pasado a la posteridad al adquirir la mayor parte de su archivo poco antes de fallecer. Así encontramos “Paris changing: revisiting Eugène Atget's Paris”, obra de Christopher Rauschenberg, o el trabajo encomiable de “Miroirs” de Daniel Quesney en el que además del tiempo se recupera el mismo día del año, la misma hora, la misma brizna de luz.




Portada de "Miroirs", de Daniel Quesney sobre fotografías de Eugène Atget.

Desde aquí se multiplican las experiencias refotográficas, muchas de ellas sustituyendo el peso del autor por el de la Historia. A resaltar (Juchen, 2005) el trabajo con la ciudad de Dresde de protagonista, visitada por una misma cámara en manos de dos generaciones distintas: pasará de padre (en plena posguerra) a hijo (tras la caída del Muro). Y de una ciudad icono de la 2ª Guerra Mundial pasamos a otra de la mano de Sergei Larenkov, quien se dedica a refotografiar el sitio de Leningrado:




Refotografiando el sitio de Leningrado, con fundidos cursis pero efectivos. Sergei Larenkov.

En España, encontramos el trabajo casi inédito del fotoperiodista Paco Elvira y los escenarios de batallas perpetuados esta vez en lienzos, así como las intervenciones de Ricard Martínez en Barcelona, insertando en su ubicación original ampliaciones murales de distintas series de fotos: los bombardeos fascistas sobre Barcelona durante la Guerra Civil (Projecte Runa), las instantáneas de Agustí Centelles tomadas durante la sublevación también fascista de Barcelona en julio del 36 (Forats de Bala) o a través de un abanico de tiempo de unos 40 años interrogándose sobre las marcas de la violencia de una dictadura en "Repressió i Resistència" (que por cierto, se trata de una instalación recién inaugurada y que nos acompañará este verano). Todos ellos son trampantojos que evidencian que "la fotografía no es un arte sinó un combate con el tiempo. La máquina del tiempo no era pues el artilugio infernal que nos transportaba de una época a otra tal como soñó H.G.Wells, ni tan siquiera el mecanismo misterioso del reloj, sino lisa y llanamente la cámara fotográfica" (Fontcuberta, 1997).



Ricard Martínez junto a un par de milicianos y uno de los hermanos Ascaso, al final de las Ramblas.



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