Wednesday, October 14, 2009

El grado cero de la escritura y la fotografía de autor.

"Fotografía de autor" es una trinchera con disparos desde todos lados. Pues juguemos a otra guerra: ¿Es posible una fotografía sin autor?




Grado cero por un lado.

Ejercicio de destilación de estilo, poda de amaneramientos, capar toda brecha de barroquismo.

El siglo XX desconfía de los estilos.

La negación del estilo se produce unas veces desde el collage: Joyce se los carga utilizándolos todos; Pesoa lo mismo pero ordenadamente, con sus heteronónimos; de hace cuatro días Antonio Tabuchi y su "Dama de Porto Pim"...

Otros usan un alambique: Charles Buckowsky que se agarra al no estilo de una prosa que roza el porno barato (y es que su gran mérito fue beber del enorme Ferdinand Cèline); Grotowsky busca las esencias con su teatro pobre; en cine tenemos a los chicos de DOGMA a la búsqueda de la esencia perdida, capitaneados por un Lars von Trier que, en "El jefe de todo esto" (que no, no es Dogma pues al susodicho el interés le duró apenas un par de películas) hasta se inventa un programa informático (Automavisión, no se lo pierdan!) que decide arbitrariamente los encuadres, como un Jean-Luc Godard (ver "À bout de souffle") llevado al extremo.

Pero, ¿qué coño tiene que ver la ausencia de estilo con la ausencia de autor?


Por un mundo automático

Acaso el hombre tenga un sueño: que el mundo sea automático. Que llegue el día en que al mundo se le pueda extirpar lo mundano. Tras el Romanticismo, hemos permanecido embriagados por la máquina, conviertiendo en mero proceso industrial no ya el Arte, sino la misma muerte...

El "momento decisivo" es ahora el "momento escogido". Sesiones fotográficas con modelos... y sin cámara fotográfica de por medio: una cámara de vídeo ya nos proporcionará el "frame" más adecuado; cámaras fotográficas que fotografían sin fotógrafo acechan cualquier campo de futbol; sensores tan holgados que permiten cualquier tipo de recorte posterior. La cámara del futuro será tal que lo fotografiará todo, siempre, automáticamente. Nos acercamos al cuento de Borges, ese del mapa tan grande como todo el país cartografiado.


La postfotografía

Ante la ingente producción fotogràfica (la misma que lleva a Fernando Puche a escribir unas interesantes reflexiones recogidas en DSLR Magazine), aparece en escena una nueva figura: la de la post-fotografía. No, no se trata del tipo que se dedica a photoshopear la instantánea tomada con la cámara automática. O no trata sólo de él. Ante tamaño océano de imágenes, no faltarán los buzos que se sumerjan en búsqueda de tesoros.

Porque Todo es lo mismo que Nada, así que alguien nos tendrá que satisfacer con Algo.

Conozco a uno de ellos. Él mismo se define, hábilmente, como refotógrafo. Vale la pena zambullirse en su "arqueologia del punt de vista".

Arqueólogos, exploradores, aventureros... Amanecen unos tiempos que me parecen fascinantes...
América ya se descubrió; a los Polos se puede ir a la pata coja; los ochomiles convertidos en destino turístico...

La tierra incógnita reside en la propia representación del Mundo.





1 comment:

  1. Encantat de conèixer aquest blog, penc nota oer anar passant amb mes freqüència.

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