Mediodía. Y lunes, todavía...
En este verano de la crisis, la ciudad se me aparece soñolienta y arrastrada. Como en otra parte. Será.
Bajo el hechizo de esta adormidera, no consigo desperezarme. Es un sueño del que desconfío, como si supiera que en cualquier momento vaya a despertar por culpa de una mordedura brutal, quizás de ese perro que se esconde y me espera. Sí, es eso, la espera...
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