Thursday, April 30, 2009
in memoriam
Una racha de viento lo arrancó del jardín de los suegros. Ya nunca hemos sabido más (del enano, que la familia bien, gracias).
Parte de mi ganarme la vida se supone que es gracias al buen gusto. Durante los años de formación, un gran consejo que nos dieron (Antoni de Moragas fue el susodicho) es el de que, al regresar a casa de nuestros padres, escogiésemos cualquier elemento de decoración, el que fuera (lámpara, jarrón...) y lo hiciéramos desaparecer cual viento con enano: el interior seguro que mejoraría.
Moragas también nos regaló otra perla, prestada de un escritor francés (¿A. Malraux?): "no seas esclavo de tu gusto"... Así que, pese a incorporar el método sustractivo al quehacer diario, en mi mirada siempre queda un tinte de simpatía para la colonización de los lugares con elementos que sí, son más feos que el carajo, pero tienen la capacidad de significar el lugar...
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